Bio

De Puente Aranda al mundo

Nacido en Bogotá en 1961, en el seno de una familia tradicional marcada por la figura paterna, Guillermo León Pineda creció entre el peso de las normas y la efervescencia de la calle. En el barrio industrial de Puente Aranda, las fábricas arrojaban restos de telas, metales, plásticos y lanas que él recogía con la emoción de un niño que descubre tesoros. Desde temprano, estos materiales encontraron en sus manos una nueva vida como objetos artísticos o utilitarios.

Su refugio fue siempre el arte: un territorio íntimo donde la soledad se volvía fértil. A los 12 años ya había tallado sus primeras piezas en madera —un ataúd en miniatura y un juego de ajedrez esculpido a mano—, revelando la precisión y obsesión que lo acompañarían de por vida. Las manos, símbolo de creación y hacer, serían una constante en su obra: dibujadas, esculpidas y talladas en múltiples materiales.

En la adolescencia, estudió en la Escuela Normal de La Paz y el Colegio Departamental Integrado de Fontibón, donde se destacó por su espíritu crítico y su participación en movimientos culturales y reivindicativos, como la creación de una biblioteca estudiantil.

Más tarde cursó varios semestres de Sociología en la Universidad Nacional de Colombia, y exploró estudios en Bellas Artes y Topografía en la Universidad Distrital. Aunque nunca se sintió cómodo con la rigidez institucional, su interés por las humanidades y las ciencias sociales marcó su pensamiento artístico.

Lector apasionado, amante de la música y creador incansable, Guillermo se mantuvo al margen de los circuitos culturales comerciales. Su arte fue un acto de honestidad y resistencia, compartido en contextos comunitarios y en contadas exposiciones: una en Suiza en 1992 y, décadas más tarde, un homenaje en Bogotá, impulsado por su familia y amigos.